Un centro comercial no es lo mismo que una gran superficie.
En un centro comercial cabemos muchos, cabemos todos.
Esta mañana me he desayunado con un indigesto artículo, que ha provocado que mi lento y dulce despertar dominical se esfume dando paso a esta acelerada y agria reflexión.
En algunos barrios de esta ciudad se abren GRANDES CENTROS COMERCIALES con el apoyo y el visto bueno de las instituciones que luego, por otro lado, lamentan que haya cada vez más pequeños comercios que cierren.
Yo soy nueva en estas lides, pero, me pregunto a cuántos de estos pequeños comercios las instituciones que lamentan su pérdida les tendieron una mano. Una posibilidad de formar parte de del proyecto de un centro comercial en vez de ser devorado por él. Sería lo justo, creo yo.
Para esto sería preciso un compromiso tanto por parte de la administración como de los comercios y de la empresa propietaria del centro comercial, que yo esbozaría en estos términos:
La administración se comprometería con los pequeños comercios ya existentes en la zona para mejorar la formación de los empresarios y ayudándole en la inversión que requiere la nueva apertura de un nuevo punto de venta.
El pequeño comercio debería estar obligado a acudir a cursos de formación (tanto empresarios como empleados) para poder estar a la altura de las circunstancias comerciales hacia las que vamos evolucionando. Así como a participar invirtiendo (en la medida de lo posible) en el proyecto.
De esta forma el comercio evoluciona, se moderniza y se adapta con esfuerzo y ayuda.
La administración apoyaría la construcción de estos centros si la empresa promotora aparte de ofertar, rifar o subastar los futuros puntos de venta, a las grandes marcas ya afincadas ofertara a los comercios de la zona la posibilidad de ampliar su campo de venta, en vez de provocar su cierre.
Y por otro lado ¿sería algo bueno? (me pregunto) que la misma administración fuese, en parte, promotora de estos centros comerciales y que diese la opción a los pequeños comercios de agruprarse para que, con esta unión y el apoyo, surgiesen dentro de los centros comerciales unas zonas que podríamos denominar: Comercio tradicional especializado.
No sólo estamos hablando sólo de ropas o muebles. Hemos de pensar en hostelería, alimentación, y demás comercios que se ven afectados con el nacimiento de estos nuevos grandes centros.
Todos sabemos que por dar algunos nombres: Mango, Zara, Eroski… tiene capital y preparación para evolucionar y aplastar a los que estén al lado. ¿Porqué en vez de lamentar que aplasten a los pequeños, no se empieza a pensar en apoyar a los pequeños para que no sean destruidos?
Desde el Gobierno Vasco se toman iniciativas como estas, pero aparte de la concienciación ciudadana necesitamos concienciación y formación profesional. Aunque desde luego no conozco otro sector menos concienciado y solidario que el de los empresarios autónomos, quienes por definición somos egoístas y con poca visión global. No nos importa lo que pueda pasar de aquí a cinco años, lo que está pasando ya, si no tomamos medidas y trabajamos por un bien común a la par que por el nuestro individual. Un autónomo no es el ombligo de su propio mundo, es parte de él y o aprendemos a evolucionar juntos o nos gangrenaremos y nos extirparán, como ya sucede, en vez de crecer y evolucionar.